Las construcciones de hormigón tienen que aguantar bastante: las fábricas industriales tienen que albergar maquinaria de construcción y los pisos de un salón de baile tienen que soportar también una cantidad enorme de personas que circulan de forma simultánea. El clima además ejerce un enorme efecto sobre estas clases de construcciones.
El hormigón es en la mayoría de los casos un material muy permanente y puede aguantar un gran peso. No obstante, hay algunos elementos que tienen la posibilidad de influir negativamente en su seguridad.
Agua, oxido y peso
El agua en especial tiene la capacidad de traspasar en las construcciones y oxidarlas. En caso de oxidarse las vigas de acero, el concreto perderá su fortaleza y cederá. Peor todavía es la situación cuando se usa sal para las rutas u otros elaborados químicos más fuertes que oxidan de forma eficaz el armazón.
Los ácidos atacan no únicamente el metal, sino además el hormigón en sí. Los elementos calcáreos del cemento se disuelven, el hormigón se suaviza y se torna quebradiza.
De todas formas, gigantes proporciones de peso son un riesgo para la composición. Esto tiene dentro, entre otras cosas, las considerables proporciones de nieve que en ocasiones se acumulan en los techos.
A lo largo de una inspección, los Arquitectos miran primero la composición detalladamente desde afuera, si pudiera haber algún lugar donde muestre manchas de humedad, de esta forma esto significaría que el agua ha penetrado en el concreto ya hace un largo tiempo y ha eliminado la cal.
Una vez realizada la inspección visual, los Arquitectos proceden a buscar las construcciones de soporte. Para esto, los planos de creación antiguos son de gran utilidad. Ahora se usan medidores magnéticos inductivos, semejantes a los detectores de metales que utilizan gadgets de bricolaje para buscar cables y tuberías en la pared o como los que usan los buscadores de bienes. Los gadgets tienen la posibilidad de ubicar metales que están hasta precisamente diez centímetros de hondura bajo el hormigón, inclusive se puede localizar acero a más grande hondura. Además, hay gadgets de radar que tienen la posibilidad de ubicar la retención del agua.
Muestras del edificio
Los Arquitectos tienen que conocer esto con antelación, para hacer una perforación sin perjudicar el acero.
La situación de corrosión de una composición de acero en un edificio puede estimarse al principio de manera no destructiva. Oséa, se usa el procedimiento de la medición de campo potencial, el cual se apoya en visto que el acero de refuerzo se comporta de forma semejante a una batería cuando se corroe, entre otras cosas, al traspasar agua salada.
Cables de tensión
Principalmente en construcciones de concreto pretensado, los refuerzos ejercen un papel de acompañamiento muy sustancial. Los cables afirman que las piezas largas de un puente se queden equilibrados.
Para entender si los cables de tensión se tienen la posibilidad de llegar a romper, los Arquitectos usan un trámite donde cada cable trabaja como un imán de barra y se evalúa su campo magnético con sondas. Donde concluye un campo magnético y empieza una única polaridad, concluyentemente hay una rotura en el acero.
Martillo neumático contra la pared
Es necesario probar la dureza del concreto, sin llegar a dañarlo. El trámite más habitual es la medición de la resistencia a la compresión del concreto con el apoyo de un martillo de choque.
Este martillo, empujado por un resorte, golpea el área del concreto a una celeridad definida y puede rebotar de diferentes maneras. La fuerza del choque facilita entender cuánta energía tiene el encontronazo que el concreto ha absorbido. Eso hace viable sacar conclusiones sobre la firmeza del concreto. Si el martillo rebota poderosamente, el concreto es duro y estable. Si rebota débilmente, el concreto es más poroso y probablemente inseguro.